En la triste ironía de vivir se encuentra el poder exquisito de la creación artística, enlaces que quedan fuera de la razón y la crítica y solo llevan al placer estético de contemplar, a la algarabía de estimular los sentidos y los deseos metafóricos sólo previsibles en la mente del creador, tentaciones por sublimar estimuladas por el aire sucio y contaminado de la cultura que nada más lleva a la búsqueda de la realidad encasillada en la demencia...
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